Desde pequeña, María José Baños soñaba con hacer del mundo un lugar mejor. Sin embargo, su vida cambió de manera radical cuando llegó a la India y se enfrentó a la cruda realidad de la pobreza extrema que dominaba las calles.

En su misión de ayudar, María José no estuvo sola. Gracias al apoyo de generosas fundaciones, pudo iniciar varios proyectos transformadores. Uno de los más significativos fue un programa dirigido a jóvenes mujeres de familias pobres y analfabetas. Durante un año, estas mujeres aprendieron corte y confección, y al finalizar, tuvieron la oportunidad de diseñar y vender sus propios trajes tradicionales y vestidos de boda en las aldeas vecinas. «No sabes la felicidad de esas chicas al ver que podían conseguir algo de dinero gracias a su esfuerzo», comenta María José, destacando cómo este proyecto no solo les brindó la posibilidad de una independencia económica, sino también un profundo sentido de autoestima.

María José estima que, sólo en India, han logrado ayudar a más de 5.000 personas, y resalta la profesionalidad y el constante apoyo de las fundaciones en el asesoramiento y seguimiento de estos proyectos.

Aunque María José nunca conoció personalmente a Luis Valls, años después descubrió que él había sido el benefactor detrás de la beca que le permitió estudiar en Estados Unidos. Su gratitud hacia Luis es inmensa, ya que esa oportunidad no solo le brindó educación, sino que también le dio las herramientas necesarias para continuar su labor de ayudar a otros.

El viaje de María José es un testimonio de la importancia de valorar y de la capacidad de las personas para dejar huella. Su historia inspira a reconocer el impacto que pueden tener las acciones en la vida de los demás, recordando que, con esfuerzo y apoyo, se pueden transformar realidades.